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miércoles, 29 de mayo de 2013

Agua, yeso, un trabajo arduo y muchas, muchas risas

Hoy nos toca hablar sobre las máscaras, sobre el proceso para confeccionar tan insólita representación de nuestra figura, la cual no está exenta de dificultades y a la vez de buenos momentos, pero aun más importante, nos toca hablar sobre el significado que tienen y que cada uno les da a este grabado en yeso de lo que es nuestra imagen.





Rezagados e indignados


Al comienzo de la clase el curso se había dividido en 2 grupos, al mío le tocaban las máscaras, al otro la creación del blog, sin embargo, cuando transcurría poco de la clase nos enteramos que el otro grupo se había quedado sin sala y por lo tanto sin trabajo que hacer, pasando este delirante momento de interrupción, la profesora se dispuso a darnos los materiales, nos dividimos entre las 2 salas que están contiguas y pusimos manos a la obra a tal esforzada labor. 


En esos momentos todo era cortar tiras de yeso, remojarlas, reírnos, ver quién sería el primero en ser utilizado como molde, aplicar la vaselina en su cara y comenzar a poner las tiras una  a una en su rostro para ir dándole forma más tarde. La primera fue Romina, mientras tanto, yo y Daniela nos dispusimos comenzar el trabajo, no sin antes reírnos a carcajadas de las hilarantes situaciones que se generaban en aquella sala, todo iba bien hasta que las risas fueron aumentando a tal punto que ya no nos podíamos concentrar en lo que estábamos haciendo, tras volver a la cordura y de por fin terminar la primera máscara , había llegado el turno de Daniela, y el mío por supuesto, al ser 2 en esta ocasión llego desde la otra sala mi polola Camila (a quien había ido a molestar mientras no podía moverse porque todavía no se secaba su máscara) junto con Maritza (quien tiene unos dotes únicos para las manualidades) a ayudarnos. Las risas continuaban cual chiste surgía y no fue hasta que me colocaron una venda en la boca hasta que lograron me quedará callado, fue allí cuando me quede solo con mis pensamientos, pensaba en él como una simple tira de yeso moldeada a mi forma pasaría a ser luego una representación de cómo era yo en realidad, pues no es lo mismo verse al espejo que tener en tus manos tu rostro plasmado allí mismo.  
He allí mi rostro
Espontaneidad y risas por doquier


Luego de la ardua espera y el tener que aguantarme todas las risas y bromas que se me ocurrían en aquel momento, llego la hora de sacarme la máscara, al hacerlo y verla me di cuenta de exactamente lo mismo que había pensado, solo que esta vez estaba pasando, tenía en mis manos mi cara, con mis expresiones, mis rasgos característicos, tenia marcada esa sonrisa que siempre trato de tener y de mostrar al resto, en fin, me tenía allí a mí mismo, con todos mis defectos y virtudes, con todas esas marcas de experiencia grabadas en mi piel, debo decir que fue una sensación extraña y a la vez interesante.



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