Ropa ligera, una sensación térmica baja, un clima nublado,
una semana agotadora, la misma sala "Brígida Flores" que nos ha
albergado en varias de nuestras clases cotidianas... Solo falta poner de tu
parte.
Nos tocaba "movimiento creativo", ¿qué significa
esto?, bueno significa básicamente moverse, pero no cualquier movimiento típico
que uno realiza en el día a día (puede que algunos si lo sean, pero todo
depende del contexto), sino, ir más allá de lo normal y substancial, es decir,
transformar simples gestos y movimientos en una forma de transmitir emociones,
y de expresarse (de allí también el nombre de expresión corporal).
Todo comienza muy simple, solo tienes que caminar, pero no
como se camina normalmente, no por instinto, o por costumbre, debes caminar
pensando, sintiendo cada paso, dándose cuenta del movimiento de tus músculos,
del frió suelo, de tus articulaciones estirándose y contractándose para dar
cada paso, de tu cuerpo tratando de mantener el equilibrio, de varias cosas más
que uno normalmente no se detiene a pensar.
Los buenos modales son lo primero |
Esa dinámica me recordaba un poco
al texto de Julio Cortázar: "Instrucciones para subir una escalera",
ya que, de una forma u otra, te hace pensar
en esas cosas que nosotros hacemos cotidianamente sin reflexionar en el
cómo las hacemos. Ya avanzando la clase no solo bastaba con caminar, había que
hacerlo por todas partes, por todo el espacio, entre toda esa mescolanza de
gente cuando te encontrabas con alguna de frente debías hacer distintas tareas:
darle la mano, mirarla a los ojos,
apretarle las mejillas, o una oreja, en fin, distintas dinámicas, que
solo lograban sacarnos una sonrisa, y generar situaciones hilarantes, aunque no
se nos estaba permitido hacer ruido, debo admitir que era una tarea casi
imposible.
Ahora les quiero hacer una pregunta: ¿qué pasa cuando debes
escoger a una persona al azar (la que esté más cerca tuyo) y tienes que
transmitir distintas emociones y sentimientos solo estando espalda con espalda?
Creo que la respuesta es simplemente tocando y moviéndose, pues eso debíamos
hacer. Las emociones eran diversas, como felicidad, calma, pasando también por
rabia y tristeza. Ya vamos despidiéndonos con el tiempo, diciendo simplemente
con la espalda: adiós.
Solo con tu espalda puedes decir mucho |
Ya era hora de las últimas dinámicas, primero se debía
mover al son de la música, se encorvan las manos, se levanta el brazo derecho,
luego el izquierdo, se levantan los hombros, se mueve la cabeza, en fin se
mueve casi todo el cuerpo superior, tan solo debes seguir el ritmo, es tu única
tarea.
La última actividad era en grupos, te sentabas, agarrabas la
mano del compañero, y comenzabas a transmitirle, a través del calor, del
movimiento de los dedos y de tu energía, emociones como: cariño, apoyo,
alegría, serenidad, entre otras. Ibas creando una conexión, una unión de su ser
con el tuyo, solo a través de tus manos. Te familiarizabas con su persona, con
su ser, con sus emociones, con todo lo
que esa persona es, te volvías parte de ella y ella se volvía parte de ti.
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